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Artistas de la A a la Z

Eladio Dieste (1917-2000)



Dieste, Eladio (Artigas, Uruguay, 1 de diciembre de 1917 - Montevideo, 20 de julio de 2000) fue un ingeniero civil uruguayo reconocido mundialmente por el uso de lo que él denominó cerámica armada.

Antecedentes

El ladrillo es económico en su producción y ha ofrecido desde hace milenios una lógica constructiva propia. A través de la historia, ya los romanos, habían perfeccionado la construcción de bóvedas y cúpulas con este elemento.

En muchas sociedades pueden observarse distintos tipos de edificaciones domésticas que utilizan el ladrillo para construcción de aljibes, pozos y dinteles de puertas que siguen la técnica de bóvedas y cúpulas, donde el ladrillo se traba uno a uno, con un simple mortero. A partir de esta técnica se realizan superficies de gran resistencia, (puentes, muros de contención, dinteles) que resisten la carga a partir del peso debido a su gran masa relativa.

Obra

Dieste egresó de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República en 1943.

La obra de Dieste toma el ladrillo y lo lleva a su máxima liviandad en la creación de superficies curvas a partir de una nueva tecnología que él denominó cerámica armada; construcciones abovedadas realizadas con ladrillo, armadura de acero y un mínimo de hormigón.

Este sistema constructivo consigue diseñar finas láminas a partir de la combinación de ladrillo, hierro y mortero, las que se construyen sobre un encofrado móvil. La base de estas superficies es el diseño; se trata de estructuras capaces de resistir las solicitaciones que se ejercen sobre ellas gracias a su forma y no a su masa, lo que conlleva un requerimiento menor de materiales.

Este tipo de construcciones tuvo mucha aceptación porque permiten mayor liviandad, prefabricación y sistematización en la repetición de sus componentes, con costos competitivos para el mercado. Su obra es objeto de estudio en distintas universidades y lo llevó a recibir el título de arquitecto honorario, siendo el único en poseerlo en Uruguay.

Su lenguaje arquitectónico en ladrillo armado ha logrado obras que emocionan como la Parroquia del Cristo Obrero y la Iglesia de San Pedro del Durazno.

También se ocupó de la gestión de procesos y de la innovación en técnicas constructivas.


Obra
Casa Berlingieri de Eladio Dieste
Casa Berlingieri

Centro Comercial Montevideo de Eladio Dieste
Centro Comercial Montevideo

Damià Campeny (1771-1855)



Campeny, Damià (Mataró, 12 de abril de 1771- Barcelona, 1855) Escultor español.

Biografía

Estudió en la Escuela de la Lonja de Barcelona, donde más tarde fue profesor y director de la sección de escultura. Estuvo en el taller del escultor Salvador Gurri y posteriormente en el del escultor Nicolau Travé.

Abrió su propio taller, donde realizó encargos para parroquias barcelonesas, como San Vicente y San Jaime y para la Cartuja de Montealegre el San Bruno.

En el año 1797 ganó una beca de la Junta de Comercio y marchó a Roma, donde conoció al escultor Antonio Canova y permaneció viviendo durante 18 años. Allí trabajó en el taller de restauración de obras de arte del Vaticano, realizando obras como Hércules, Farnesio y Neptuno, para la Junta de Comercio envía también toda una serie de esculturas.

Vuelve a Barcelona donde compagina su labor de profesor en la Escuela de la Lonja, junto con la realización de sus obras creativas. En ésta Escuela de la Lonja, o Real Academia de Bellas Artes de San Jorge, fue elegido académico de número el 12 de septiembre de 1850.

El rey Fernando VII de España le otorgó el título de escultor de cámara del rey y fue nombrado académico de San Fernando, ofreciéndosele una plaza de profesor, que no aceptó. En ésta otra Academia de San Fernando se le nombró académico de mérito (en la sección de escultura) el 9 de abril de 1820.


Obra comentada 


Obra
La muerte de Cleopatra, 1804

Lucrecia moribunda, 1804

Lucrecia muerta de Damià Campeny


Lucrecia muerta (Lucrècia morta en catalán) es una escultura hecha por Damià Campeny en 1804. El original se conserva en mármol en la Lonja del Mar y en bronce en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. En la Biblioteca Museo Víctor Balaguer se conserva una copia hecha por Amatore Orlandi por encargo de Francesc Abellà, del original de Damià Campeny. Considerada obra maestra de la escultura neoclásica catalana, muestra la figura de la joven Lucrecia sedente y muerta. Tiene el pecho descubierto, un brazo caído y el otro sobre un muslo. Puñal a tierra.


Egon Eiermann (1904-1970)



Eiermann, Egon (Neuendorf, 29 de septiembre de 1904 - Baden-Baden, 20 de julio de 1970). Fue uno de los arquitectos alemanes más prominentes de la segunda mitad del siglo XX.

Biografía

Eiermann estudió en la Universidad Técnica de Berlín. Trabajó durante un tiempo para el departamento de construcciones de los almacenes Karstadt, y después de la Segunda Guerra Mundial montó una oficina con su compañero arquitecto Fritz Jaenecke. Entró en la facultad de la Universidad de Karlsruhe en 1947, donde trabajó en el desarrollo de métodos de construcción en acero.

Un funcionalista, entre sus obras más famosas figuran: la fábrica textil en Blumberg (1951); el Pabellón de la Alemanía Occidental en la Exposición Universal de Bruselas (con Sep Ruf, 1958); la Embajada de Alemania en Washington, D.C. (1958-1964); un edificio para el Parlamento Alemán (Bundestag) en Bonn (1965-1969); la sede de IBM- Alemanía en Stuttgart (1967-1972) y el edificio Olivetti en Fráncfort del Meno (1968-1972). Con mucho, su obra más famosa es la nueva iglesia en el emplazamiento de la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm en Berlín (1959-1963).

Escuela de Fontainebleau


La escuela de Fontainebleau es una tendencia artística surgida en la Francia del siglo XVI. Se inició con las obras de Francisco I en el Palacio de Fontainebleau, desarrollándose entre 1530 y 1570. A finales de siglo, el estilo revivió a través de una segunda escuela de Fontainebleau.

Origen del término

El término «Escuela de Fontainebleau» surgió para designar a una serie de grabados italianos anónimos que reflejaban los trabajos decorativos realizados en el Palacio de Fontainebleau, mencionándose por primera vez por Bartsch en el tomo XVI de su repertorio monumental del grabado. De la historia del grabado, la expresión «Escuela de Fontainebleau» pasó a la historia de la pintura, empleándose a partir de finales del siglo XIX para designar las pinturas decorativas de este palacio y, en general, a toda la pintura con estas características (generalmente anónima, temas mitológicos, manierismo) realizada en Francia.

Primera Escuela de Fontainebleau

El rey Francisco I hizo llamar a artistas italianos para la decoración del palacio de Fontainebleau, produciéndose así un encuentro entre el arte del Renacimiento italiano y el francés. De este contacto surgió un estilo a cuya particularidad contribuyeron una serie de circunstancias como el gusto del propio rey y el hecho de que no sólo trabajaron italianos y franceses, sino también artistas de otras procedencias, como flamencos.

Fue Rosso Fiorentino el artista que dominó esta primera época, creando todo un programa decorativo. A él se atribuye la «Galería de Francisco I» (1534-1537), que es una de las principales obras del estilo; a esta primera época pertenecen también la cámara de la duquesa de Étampes (1541-1544), y la Puerta dorada. En las galerías de Fontainebleau intervinieron artistas de varias disciplinas: pintura, escultura, decoración, trabajos de estuco, etcétera. Para la Historia del Arte no son más que nombres apuntados en la documentación de la época como autores de «trabajos de estuco y pintura», aunque algunos tienen una mayor personalidad artística, como los italianos Pellegrino Tibaldi y Justo de Justo, los franceses Simon Le Roy y Claude Bodouin y Charles Dorigny, o el flamenco Léonard Thiry.

Cuando Rosso murió en el año 1540 se hizo cargo de las obras Francesco Primaticcio. Se produjo entonces la dispersión de artistas que habían trabajado bajo las órdenes de Rosso y que, al marchar a otros lugares de Europa, difundieron este estilo de Fontainebleau. A la época de Primaticcio pertenece la «Galería de Ulises», hoy desaparecida (cuyos murales fueron copiados en grabado por Theodor van Thulden); para la elaboración de esta galería y el salón de baile, Primaticcio contó con un colaborador excepcional, Niccolò dell'Abbate, que imprimió un estilo especial y diferenciado a las obras de esta época.

Segunda Escuela de Fontainebleau

Durante las guerras de religión las obras se paralizaron, hasta que subió al trono Enrique IV, quien decidió reemprender los trabajos decorativos de la corte francesa, si bien no se centró sólo en Fontainebleau sino que sus obras alcanzaron otros palacios del monarca. Es el crítico de arte Louis Dimier (1865-1943) quien introdujo la idea de una Segunda Escuela de Fontainebleau. De esta época son las decoraciones del llamado «Salón de Luis XIII» (Historia de Teágenes y Cariclea).

Algunos de los artistas reunidos en torno a la Segunda Escuela fueron los franceses René Boyvin, Toussaint Dubreuil, Martin Fréminet o Quentin Varin, así como el flamenco Ambroise Dubois.

Estilo

Las obras de la Primera Escuela de Fontainebleau se caracterizan por un extenso uso del estuco (molduras y marcos de pinturas) así como frescos, y un sistema elaborado (y a menudo misterioso) de iconografía alegórica y mitológica. En la Segunda Escuela de Fontainebleau aparecen temas nuevos, como ciclos romanos inspirados por las obras de Torquato Tasso o de la literatura griega como Heliodoro. Las grandes decoraciones y los cuadros suelen ser anónimos, por lo que muchos cuadros de caballete que pertenecen a la época se designan, simplemente, como «Escuela de Fontainebleau».

Predomina en esta escuela lo ornamental, con motivos decorativos como los grutescos, representaciones estilizadas de tiras o bandas de cuero en espiral y los putti. Se aprecia un cierto erotismo en estas representaciones. La elegancia de las figuras muestran la influencia del manierismo italiano.

Al tratarse de un estilo que se desarrolló a lo largo de un siglo, fue cambiando en cuando al colorido, siendo más cálido y contrastado el de la segunda escuela, en la que ya se anticipan rasgos de tendencias pictóricas posteriores, como el Barroco o el Clasicismo.

No se trata de una escuela exclusivamente pictórica, sino que se extendió a otras artes, como el tapiz o la decoración de fiestas. Cabe destacar, finalmente, la importancia que tuvo el grabado. Entre los años 1542 y 1548 existió un taller que elaboraba aguafuertes en Fontainebleau; luego el centro de producción estuvo en París. Los temas de los grabados son las propias decoraciones del palacio, como la «Galería de Francisco I». Gracias a estas reproducciones, se divulgaron por toda Europa los trabajos decorativos de la corte francesa; además, permiten actualmente conocer cómo eran algunas pinturas decorativas que, debido a las reformas posteriores del edificio, no han llegado a los tiempos modernos.

Escuela del río Hudson


Escuela del río Hudson (en inglés, Hudson River School) es la denominación que se da a un grupo de paisajistas estadounidense de mediados del siglo XIX (1825-1875), con una visión estética influida por el romanticismo. En ocasiones se engloba dentro del luminismo americano.

Tuvieron en común su admiración por lo grandioso y espectacular, la naturaleza salvaje y una importante dosis de orgullo patriótico («pintamos el país más hermoso del mundo» parecía ser su lema). Comenzaron con vistas panorámicas del río Hudson y el valle de Catskill, extendiéndose luego a otras zonas como los Adirondack y las Montañas Blancas (que engendraron nuevas escuelas), llegando así hasta el Oeste de Estados Unidos con la Escuela de las Montañas Rocosas.

Historia

Los iniciadores e impulsores de esta escuela fueron Thomas Cole, Asher Brown Durand y Thomas Doughty, quienes como Thomas Moran y Albert Bierstadt habían estudiado en Europa y tomado contacto con el estilo y la ideología de la escuela pictórica de Düsseldorf. Sin embargo —en opinión del erudito Ian Chilvers— se inspiraron en pintores ingleses como Turner y John Martin.

Por lo general, sus obras se basaban en composiciones ampulosas, con una línea del horizonte de gran profundidad y un cielo de aspecto velado, con unas atmósferas de fuerte expresividad.​ Su luz es serena y apacible, reflejo de un estado de ánimo de amor por la naturaleza, una naturaleza en buena medida en el Estados Unidos de la época virgen y paradisíaca, aún por explorar. Es una luz trascendente, de significado espiritual, cuyo resplandor transmite un mensaje de comunión con la naturaleza. Aunque utilizan una estructura y composición clásicas, el tratamiento de la luz es original por la infinidad de sutiles variaciones de la tonalidad, conseguidas a través de un minucioso estudio del medio natural de su país.

Algunos historiadores diferencian entre el luminismo puro y el paisajismo de la Escuela del Río Hudson: en el primero el paisaje —más centrado en la zona de Nueva Inglaterra— es de carácter más apacible, más anecdótico, con unas delicadas gradaciones tonales caracterizadas por una luz cristalina que parece emanar del lienzo, en pulcras pinceladas que parecen recrear la superficie de un espejo y en composiciones en las que el exceso de detallismo resulta irreal por su rectitud y geometrismo, lo que resulta en una idealización de la naturaleza. En cambio, el paisajismo del Río Hudson tendría una visión más cósmica y una predilección por una naturaleza más salvaje y grandilocuente, con efectos visuales más dramáticos. Cabe decir, pese a todo, que ninguno de los dos grupos aceptó nunca esas etiquetas.​

Thomas Cole fue el pionero de la escuela. Inglés de nacimiento, uno de sus principales referentes fue Claudio de Lorena. Establecido en Nueva York en 1825, empejó a pintar paisajes de la zona del río Hudson, con el objetivo de lograr «un estilo elevado de paisaje» en el que el mensaje moral fuese equivalente al de la pintura de historia. Pintó también temas bíblicos, en los que la luz tiene un componente simbólico, como en su Expulsión del Jardín del Edén (1828, Museum of Fine Arts, Boston).​ Asher B. Durand era un poco mayor que Cole y, tras la muerte prematura de este, fue considerado el mejor paisajista americano de su tiempo. Grabador de oficio, desde 1837 se deció a la pintura de paisaje al natural, con una visión más íntima y pintoresca de la naturaleza que la alegórica de Cole.

Raoul Dufy (1877 - 1953)



Dufy, Raoul (El Havre, 3 de junio de 1877-Forcalquier, 23 de marzo de 1953) Pintor fauvista y cubista, artista gráfico y diseñador textil francés. Desarrolló un estilo colorido y decorativo que se hizo popular en diseños para cerámica, tejidos y esquemas decorativos de edificios públicos. Destaca por sus escenas de acontecimientos sociales al aire libre.

Biografía

Nació en El Havre, en Normandía, en una familia de nueve miembros. Dejó la escuela a los catorce años para trabajar en una compañía importadora de café. En 1895, cuando tenía dieciocho años, comenzó a recibir clases de arte por la tarde en la Escuela de Bellas Artes de Le Havre. Él y Othon Friesz, un amigo de la escuela, estudiaron las obras de Eugène Boudin en el museo de Le Havre.

En 1900, después de un año de servicio militar, Raoul obtuvo una beca que le permitió estudiar durante un corto periodo en la Escuela de Bellas Artes de París, donde fue compañero de Georges Braque.

En un principio Dufy estuvo sometido a la influencia de los paisajistas impresionistas, como Claude Monet y Camille Pissarro.

En 1902 conoció a Berthe Weill, quien expuso la obra de Dufy en su galería. La obra de Henri Matisse Luxe, Calme et Volupté, que Dufy vio en el Salon des Indépendants en 1905, fue una revelación para el joven artista, quien dirigió su interés hacia el Fovismo. Los fauves (que significa «fieras», «bestias salvajes») trabajaban con colores llamativos e irreales y atrevidas formas; ricos contornos marcaban su obra. Dufy adoptó este estilo al que añadió un trazo vigoroso y espontáneo. La pintura de Dufy refleja este enfoque hasta alrededor de 1909, cuando el contacto con la obra de Paul Cézanne le lleva a adoptar una técnica algo más sutil. No fue hasta el año 1920, después de haber hecho sus ensayos con otro estilo, el cubismo, cuando Dufy desarrolló su propio enfoque distintivo que implicabla estructuras esqueléticas, colocadas en una perspectiva disminuida, y el uso de baños ligeros de color dispuestos mediante veloces pinceladas de una manera que llegó a conocerse como taquigráfica.

Poco a poco su obra se hizo más amable, alegre y luminosa, mostrando un predominio cada vez mayor de la línea, características que fueron más evidentes en sus acuarelas.

Los temas favoritos de Dufy eran los barcos de vela, con brillantes vistas de la Riviera francesa; fiestas elegantes, acontecimientos musicales, las carreras de caballos y otras actividades al aire libre en lugares de moda, como Carreras de caballos en Deauville (1931, Colección particular, París), L'Opéra (Phillips Collection, Washington). También pintó flores, instrumentos musicales y desnudos.

La naturaleza ilustrativa y decorativa, optimista y a la moda, de gran parte de su obra, ha hecho que su producción sea valorada menos por la crítica que la de aquellos otros artistas que tratan un tema más amplio de asuntos sociales.

Realizó murales, como los del palacio de Chaillot en París. En 1938, Dufy acabó una de las pinturas más grandes que se hayan hecho nunca, un canto enorme e inmensamente popular a la electricidad, el fresco La Fée Electricité para la Exposición Internacional de París.

Hizo pinturas de caballete, pero también cobró fama por su obra gráfica y en las artes aplicadas. Destacan sus ilustraciones para El bestiario (1911) de Guillaume Apollinaire. Ilustró también obras de Stéphane Mallarmé y André Gide.

Cambió la cara de la moda y el diseño de telas con su obra para Paul Poiret. En 1909, Raoul Dufy recibió el encargo de Poiret de que diseñara ropa para el hogar, y también modelos textiles para la ropa de Poiret.1​ También realizó xilografías y produjo un número prodigioso de tapices y diseños de cerámica.

Su hermano Jean Dufy, que también era pintor, desarrolló un estilo similar.

Dufy murió cerca de Forcalquier, Francia, el 23 de marzo de 1953, y fue enterrado no lejos de Matisse en el cementerio monacal de Cimiez, un suburbio de la ciudad de Niza, Francia.


Obra comentada


Obra
Vista de Sainte-Adresse. Arte Naïf (Primitivismo)
 Autorretrato, 1899. Impresionismo

Carteles en Trouville de Raoul Dufy



Pintados con la vigorosa pincelada de un nuevo arte del color intenso. El ambiente de Trouville, en 1906, queda aquí inmortalizado según la estética fauve, que Dufy junto con Marquet propugnaban durante su polémica estancia en esta ciudad de veraneo en Normandía.

(Museo Nacional de Arte Moderno, París)


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Escuela Ashcan


Escuela Ashcan se llamó retrospectivamente a un grupo de pintores estadounidenses, activos entre 1908 y 1918 en la ciudad de Nueva York e interesados en representar la vida urbana cotidiana. La primera referencia como escuela o grupo de Ashcan apareció en 1934 en el libro Art in America in Modern Times, y se presentaba a Robert Henri (1865-1929) como su líder artístico.

El grupo de los ocho

La escuela de Ashcan emana de una agrupación anterior y con un significado más preciso: el llamado grupo de los Ocho,​ creado en 1908 por Robert Henri y secundado por William Glackens (1870-1938), George Luks (1867–1933), Everett Shinn (1876–1953) y John French Sloan (1871-1951). Conviene insistir en que no todos los miembros de los Ocho trataban los temas que luego definirían a la escuela de Ashcan.​ Otro dato significativo es que esos cuatro "centuriones", antes de instalarse en Nueva York, habían trabajado juntos somo ilustradores en la sección de arte del periódico "Philadelphia Press".

El arte no puede separarse de la vida

Entendiendo, cada cual a su manera, este lema "ideológico" de Robert Henri, pero aún lejos de las consignas de lo que años más tarde daría cuerpo al realismo social americano, el conjunto de artistas englobados como escuela de Ashcan se movieron en una disyuntiva difícil de negociar: por una parte su técnica y su estilo seguían de cerca las pautas académicas de su época. Por otro lado, una especie de naturalismo pintoresco les llevaba a registrar a menudo temas suburbiales o marginales por los que serían tachados de "pandilla de revolucionarios negros".

Algunos autores, con escasa objetividad documental, proponen que la filosofía de los de Ashcan se sintetizaba en una rebelión contra el impresionismo americano imperante en la época. En contraste con el énfasis de la luz de éstos, en la obra de la escuela de Ashcan dominaban los tonos oscuros, y frente a la blanda vitalidad de los temas impresionistas oponían sus escenas brutales de boxeo, sus prostitutas, borrachos y paisajes urbanos fríos.

Don Quijote y Sancho Panza de Honoré Daumier


Don Quijote y Sancho Panza es un cuadro del pintor realista francés Honoré Daumier. Fue ejecutado hacia el año 1868 y se trata de un óleo sobre lienzo con unas dimensiones de 52 cm. de alto por 32,6 cm. de ancho. 

Es una de las obras realizadas por Daumier en la época del segundo imperio, de inspiración literaria. Hizo numerosas pinturas y dibujos con Don Quijote, solo o con Sancho Panza, unos 25 óleos, acuarelas y una serie de dibujos al carboncillo. Daumier consideraba el personaje de Don Quijote como un marginado idealista en el que el propio pintor se veía reflejado.

El centro del cuadro está ocupado por Don Quijote, sobre su caballo, formado por manchas de color, sin que se le distinga un rostro; tanto él como Rocinante están muy flacos y estilizados, hasta la deformación anatómica, pareciendo más una caricatura que un dibujo; el Quijote lleva una lanza. Sancho Panza es una sombra que se ve a lo lejos, en el horizonte, recortado contra el cielo de color azul intenso, formando parte del paisaje árido.

(Neue Pinakothek de Múnich, Alemania)

El vagón de tercera clase de Honoré Daumier



Hijo de un vidriero con ambiciones de poeta, el joven Honoré Daumier se vio obligado a interrumpir sus estudios muy pronto para ganarse la vida. Con sólo doce años Honoré comenzó a trabajar como mensajero de un ujier en el Tribunal de Justicia y, más tarde, fue empleado como asistente en la librería Delaunay del Palacio Real. De forma paralela, Daumier empezó a tomar clases en una academia de dibujo donde, inmediatamente, Alexandre Lenoir, ilustre fundador del Museo de Monumentos Francés, reconoció al joven su capacidad.


Aunque tal vez menos voluntaria que perentoria, la precocidad de Daumier se sumó a sus habilidades artísticas, dando como resultado, por una parte, un profundo conocimiento de las diferentes clases sociales que se interrelacionaban en su propio medio y, por otra, una gran capacidad de observación para retenerlas y reproducirlas. Esta condición de lucidez y sensibilidad es la que más adelante le permitió llevar a cabo obras de arte como El vagón de tercera clase (Le Wagón de Troisiéme Classe).



Ante todo, Honoré Daumier era un agudo crítico. Prestigioso y ácido caricaturista, fue, posiblemente, el primero de los artistas que se sirvió de medios de comunicación masivos, como revistas satíricas, para difundir su mensaje político de manera simultánea con su estilo pictórico. Dueño de una profunda conciencia social, en El vagón de tercera clase, como en gran parte de sus trabajos, el pintor marsellés desarrolla un tema reivindicativo de manera magistral: la dura vida de las clases populares en las grandes ciudades.





La dosis de sordidez que Daumier aplica en esta obra a sus personajes genera en el espectador una sensación de ternura que contrasta profundamente con la sofisticación industrial del tren -vehículo que, a la vez, les sirve de escenario social y de fondo-. Realizada entre 1862 y 1864, esta litografía confirma la inclinación del pintor hacia las causas que promueven la igualdad. La naturaleza grotesca en los rasgos de sus personajes, es una característica desarrollada a través de su condición de eximio caricaturista pero también el resultado de su gran admiración por la obra de Goya.



Entre los pasajeros del tren podemos observar en primer plano y en el centro, estratégicamente ubicado en la parte inferior de la tela, a un muchacho de clase popular durmiendo. A su izquierda, un hombre con las manos apoyadas sobre su bastón y el sombrero a su lado, medita en un gesto de fatiga que puede significar resignación o indolencia. A la derecha del muchacho, el hombre inflamado de altanería que lleva bombín, con la vista puesta en algo más alto, parece soportar la situación de homogeneidad que le impone el vagón con histriónica arrogancia.



En los asientos de detrás, el resto del pasaje convive sin apenas observarse: un hombre de sombrero de copa mira con entusiasmo el paisaje de fuera, lo mismo que la mujer que se halla frente a él pero sin establecer un diálogo entre ambos. La otra mujer de la escena tampoco parece interesada más que en sus propios pensamientos. Al fondo de la escena, a la derecha, un anciano con los ojos cerrados ha cedido al cansancio.



El trazo contundente y dinámico, los contrastes pronunciados y el poder de síntesis de Daumier, dejan claro el porqué de la admiración que más tarde despertó en muchos expresionistas. La obra mide 23 x 33 y pertenece a la colección Oskar Reinhart en Winterthur (Suiza).

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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