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David de Donatello

 

Donato di Niccoló di Betto Bardi, más conocido como Donatello, nació en Florencia en 1386, y junto con Alberti, Brunelleschi y Masaccio, fue uno de los más célebres representantes del estilo renacentista. Fue ayudante de Ghiberti cuando tenía 17 años, y más tarde trabajó con Brunelleschi, con quien aparentemente realizó su primer viaje a Roma para estudiar los monumentos de la antigüedad clásica.

Desde sus comienzos, Donatello revela una tendencia clásica y realista e influencia de la escultura gótica, pero desarrolla un estilo propio basado sobre todo en la fuerza emocional. Su obra se caracteriza por utilizar modelos y principios escultóricos de la antigüedad, poniendo cada vez más énfasis en el realismo y dramatismo de la acción y llegando a superar a los clásicos con su sorprendente naturalismo.

Realizado por encargo de Cosme de Médicis entre los años 1430 y 1435, el David de Donatello es el primer desnudo exento de la escultura renacentista. La obra representa al joven David con un sombrero coronado de amarantos, una espada en la mano derecha y una piedra en la izquierda.

Su postura, que apoya su peso sobre la pierna derecha mientras la otra descansa sobre la cabeza del gigante muerto, le otorga una sinuosidad que revela la influencia del griego Praxíteles. Puede decirse que la armonía de la escultura es perfecta. Cada una de las partes del cuerpo, llenas de sensualidad, guarda un exacto equilibrio. En palabras de Vasari: “es una figura tan natural y de una belleza tal que resulta increíble para los artistas que no haya sido moldeada sobre un modelo viviente”.

Donatello era un autor para el que la expresión, tanto de sentimientos como de la personalidad de los personajes, era tan importante como la fidelidad en el diseño de la anatomía. Precisamente en este aspecto, Donatello supera a los griegos en el sentido de que esculpe personas, no ideales. En este caso, el David es retratado como un joven sensual y alegre por la victoria, que no se regocija en la cabeza de su víctima sino en la propia gracia y poder de su cuerpo, como si el resultado de su triunfo fuera tomar conciencia de su fuerza y belleza.

Además, el acabado del bronce, que parece imitar el aspecto de la piel humana, revela la intención de Donatello de hacer del David una obra verosímil.
Con respecto a su contenido, el David nos remite a la historia bíblica del joven pastor judío que mata al gigante filisteo Goliat y que está relatada en el Antiguo Testamento -Samuel, 17-. Es por lo tanto una obra de tema religioso, pero sólo en apariencia. La interpretación que puede atribuirse al David de Donatello, atendiendo a su contexto de producción, está más bien relacionada con la persona que le hizo el encargo, Cosme de Médicis, prohombre florentino que al devolver el poder a la República de Florencia se identifica con el personaje bíblico. Se trata de un símbolo de la victoria sobre sus enemigos, de manera que el David se asocia a la figura de Cosme regresando del exilio como un triunfador y por tanto su finalidad es conmemorativa y simbólica.

La pieza, realizada en bronce hacia 1430, mide 158 cm de altura y se encuentra en el Museo Nazionale del Bargello, Florencia.


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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