Cabeza de Montserrat gritando (Cap
de la Montserrat cridant) es una de las obras más expresivas de Julio González, uno
de los mejores escultores de la primera mitad del siglo XX y pionero en el uso
del hierro como material escultórico.
A pesar de que en un primer momento, se dedicó, al igual que su hermano Joan, a pintar, a la muerte de éste cambió su orientación hacia
Inició una etapa extraordinariamente innovadora, experimentando en la incorporación del vacío, en la estructuración de los planos, en la perforación de las superficies de los cuerpos y en el aprovechamiento de la plancha metálica y de la soldadura autógena como elementos que posibilitaban la concepción de la presencia del espacio interior.
Su obra en hierro muestra su capacidad para trabajar dicho material, otorgándole configuraciones muy diversas, en las que las zonas vacías complementan perfectamente las llenas.
A partir de 1934 simultaneó la escultura abstracta (como la serie de Hombres cactus) con un tipo de figuración naturalista que culminó con
El pabellón español, diseñado por los arquitectos Josep Lluís Sert y Luis Lacasa, acogió un notable conjunto de obras, la temática de las cuales se inspiró esencialmente en hechos y escenas bélicas. Presidía el exterior del pabellón la obra de Alberto Sánchez titulada El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella. También había la fuente de la cual, en lugar de agua, salía mercurio, obra de Alexander Calder, dedicada a los mineros. Y el Guernica de Picasso, magnífica pintura inspirada en el bombardeo de la ciudad vasca. Por otro lado, Joan Miró creó in situ la pintura mural El campesino catalán y la revolución.
En estas obras se percibe tanto la profunda carga ideológica de los movimientos artísticos de vanguardia, como el compromiso que la mayoría de ellos ostentan en favor de la República y contra el fascismo durante
En este entorno, González evoca reiteradamente el tema de Montserrat para revelar el drama común de toda
Es el rostro de una mujer sencilla, fuerte y humilde, con el pañuelo en la cabeza, llena de fuerza, de rabia y de ira por una situación injusta. La obra muestra un alto grado de expresividad al representarla con la boca abierta, el momento preciso de exhalar el grito por el dolor que está soportando la población indefensa. Julio González revela por medio de esta emotiva imagen el horror que provoca
Esta impresionante cabeza de Montserrat gritando, realizada en bronce en 1942, actualmente se conserva en el MNAC, en Barcelona. Otra versión en escayola, de 32 x 20 x
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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