Durante
el período de los siglos XVII y XVI, la llegada de los hicsos trastornó Oriente
y mantuvo una barrera frente a las influencias egipcias, al mismo tiempo que
aportaba al arte fenicio algunas características notables, en especial en la
cerámica, que se distingue por su elegancia en la silueta ovoide de los
vientres, la estrechez de los cuellos y los bordes semiabiertos. Algunos vasos
de este período han conservado el lustre rojo o blanco, pero la mayor parte
están decorados con motivos parecidos a los de la cerámica del Egeo (espirales,
círculos concéntricos, triángulos opuestos en el vértice).
Sarcófago antropoideo (Museo
Provincial, Cádiz). Hallado
en las costas gaditanas y datado alrededor del siglo IV a.C.. este fino féretro
guardaba los restos de una mujer., presuntamente de casta noble. Los rasgos de
las facciones y el sutil abultamiento de los pechos dan a entender que se
trataba de una mujer muy joven. Estos detalles reaparecerían adoptados por
artistas de principios del siglo XX como Amedeo Modigliani, Picasso o Léger, quienes
se inspirarían habitualmente en las estéticas primitivas y el arte escultórico
de los fenicios. |
⇦ Sacerdote en actitud
orante (Museo
Arqueológi co Nacional, Madrid) Cla ramente marcada por la influencia
egipcia, esta figura de bronce represen ta probablemente al dios Ptah, un
demiurgo al que siempre se caracterizaba como a una momia y que, según la
mitología egipcia, creaba a partir de la tierra y la arena. Patrón de los
artesanos, de los magos y los terapeutas, se le ha confundido muchas veces con
representaciones de Osiris. Los fenicios se caracterizaron por su espí ritu
comercial y navegante, lo que les llevó a viajar a tierras tan lejanas como las
costas atlánticas europeas y a realizar expediciones por el continente
africano, absorbiendo todo tipo de culturas. Por tanto, no resulta extraño
encontrar piezas como ésta, de tendencia egipcíaca, en las costas gaditanas.
Tras la eliminación de los hicsos, los
pueblos orientales se abrieron de nuevo a Egipto. En esta época de intercambios
internacionales, el arte fenicio afirma su carácter distintivo. Destacan de
este período la estela de Ugarit (siglo
XIV a.C.), de piedra caliza, en la que aparecen dos personajes, uno de ellos
tocado con el gorro cónico, y la pátera de oro (siglos XV-XIV) con una escena
de caza real que ya no es egiptizante, sino completamente oriental, y en la que
se muestran, alrededor del motivo central, pequeños caballos lanzados al galope
que arrastran un carro desde el cual el rey, un tipo semítico, tensa su arco
contra una gacela mientras dos toros huyen y un tercero arremete contra el
carro. La vivacidad de esta escena, que reproduce el instante mismo de la
tensión de la carrera, es excepcional.
La pieza más importante encontrada en la
costa fenicia de este período es el sarcófago de Ahiram, rey de Biblos, por sus
diversas influencias artísticas y, en especial, por el texto grabado en él,
primeras inscripciones en alfabeto fenicio arcaico (hacia 1300 a .C.). Los leones, de
cuerpo en relieve, muestran hasta qué punto había influido el arte hitita y
cómo Ugarit -con la que en el siglo XIV se establecen relaciones comerciales y
diplomáticas- también pesa, al igual que la influencia micénica aparece en los
ritones o vasos zoomórficos. De hecho, los barcos micénicos navegaban entre
Fenicia y Egipto, y Ugarit era el principal puerto. Es característico del arte
fe nicio su capacidad de fundir y armonizar su propio arte con los motivos
extranjeros. Un disco de marfil, procedente de Biblos, o las copas de oro
decoradas con una roseta central rodeada de cuatro pares de grifos afrontados,
son muestras variadas de la influencia egea en el arte fenicio.
El declive de los grandes imperios facilitó
la expansión fenicia en el Mediterráneo. A finales del siglo IX fundaron Qurt
Hadasht o "Ciudad Nueva", que luego los romanos llamaron Cartago. En
el siglo VII estaban establecidos en las costas de Etruria, Sicilia, Galia y,
sobre todo, de Iberia (hacia 1100
a .C. se establecieron en Cádiz); se lanzaron hacia el
Atlántico, y en el siglo VI dieron la vuelta a África. La expansión fenicia a
lo largo de las costas medíterráneas constituye en la antigüedad un gran
fenómeno histórico y cultural. El fundamento de esta expansión radica en la
actividad comercial. El arte fenicio ha dejado muestras de su expresión en
África, Sicilia, Malta, Cerdeña y la península Ibérica. A
comienzos del I milenio, época de la expansión fenicia, en especial a través de
los habitantes de la ciudad de Tiro, la influencia egipcia se mantuvo a pesar
de la posterior dominación asiria. El rey Tabnit de Sidón trajo de Egipto
sarcófagos antropoides que se impusieron en las costumbres de la aristocracia,
propagándose en todo el Mediterráneo e introduciendo un tratamiento helénico en
la representación de los rostros. Las colonias fenicias, intermediarias entre
oriente y occidente, fomentaron la evolución estética de pueblos que, como los
de la península
Ibérica o las islas Baleares, sin ello, probablemente, se
hubiesen mantenido al margen de las grandes corrientes artísticas.
En la península Ibérica
se desarrolla hasta el siglo VI a.C., en todo el sur, una cultura
orientalizante, · gemela a la
de Grecia y Cartago, y contemporánea de la de Etruria , que no deja
de tener características propias a pesar de la marcada influencia fenicia; se
la conoce con el nombre de cultura tartésica. No es fácil distinguir las
importaciones comerciales de los productos fabricados en la Península, ni las
producciones fenicias de Cádiz y de las restantes colonias, de las
fabricaciones propiamente tartésicas.
⇨ Joyas del Tesoro de
Aliseda (Museo
Arqueológico Nacional, Madrid). Fechado hacia el siglo VI a.C., este conjunto
de joyas de oro es realmente magnífico. Está formado por una diadema
afiligranada con bolitas pendientes de cadenillas, anillos, collares con piezas
suspendidas de distintas formas y un par de arracadas fenicias caladas con
decoración de flores de loto alternadas con palmeras asirias entre figurillas
del buitre sagrado egipcio.
El peso de la influencia fenicia,
directamente o como mediadora entre el arte de Tartesos y las otras
civilizaciones, es notable en la península Ibérica a partir del siglo vnr a.C.,
como se demuestra en los bronces que representan dioses fenicios (la diosa Astarté
sentada en un trono, bronce encontrado ,en el Cerro del Carambolo en Sevilla).
El ajuar funerario de una tumba de Cástula
Qaén), la estatuilla de bronce con máscara de oro del dios egipcio Ptah
encontrada en Cádiz, el carro votivo de Mérida (siglo VI a.C.), los bronces
oretanos de los santuarios de Despeñaperros, los jarros utilizados en los
rituales funerarios hallados en .La Aliseda (Cáceres), los marfiles de las
tumbas de Carmona, los calderos de bronce de Cástula Qaén), adornados con
motivos florales, o los magníficos ejemplos de orfebrería hallados también en
La Aliseda, ofrecen testimonio variado de la influencia mediadora del arte
fenicio en la cultura de la Península tanto desde el punto de vista
iconográfico como técnico.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario.