Perseo con la cabeza de Medusa
(Loggia dei Lanzi, Florencia) de
Benvenuto Cellini, que convierte
al personaje heroico en un bello
adolescente.
|
En el segundo cuarto del siglo
xiv se presenta en la escultura un distanciamiento con la armonía clásica. A
partir de este momento, las esculturas aparecen alargadas y contorsionadas
dando origen al término maniera, manierismo. Uno de los escultores más notables
de esta etapa es Benvenuto Cellini quien, con su obra Perseo con la cabeza de Medusa (Il
Perseo), fundido en 1554, refleja su magnífica habilidad como broncista.
La escultura del Perseo se convirtió en uno de los
galardones más preciados del poder político de los Médicis sobre la ciudad. Es
una alegoría del triunfo de Cosme I de Médicis sobre sus oponentes
republicanos, si bien el tema no había sido escogido por él mismo.
Cellini refleja el momento preciso
de la decapitación sangrante de la medusa, cuyo cuerpo pisotea. Al contrario
que su contemporáneo Giambologna donde las figuras se relacionan unas con otras en giros exagerados, a través de
la figura serpentinata, la escultura
de Perseo presenta un suave dinamismo reflejado en el ligero contrapposto de la pierna.
Perseo es otro de los jóvenes victoriosos y serenos típicos del
Renacimiento que se caracterizan por esa emoción contenida en el rostro
enaltecido por el fruncimiento de las cejas. Pero, al contrario que la figura
del David de Miguel
Ángel, la escultura de Cellini muestra ya al vencedor y no el momento
previo de reflexión.
Destaca su hermosa cabeza, que
con el trabajo de los cabellos contrasta con la belleza del cuerpo en reposo.
De la misma forma, su minucioso casco con las alas de Mercurio, es otra de las
partes detalladas de la obra.
Cellini llena de patetismo y
horror la escena, a través del rostro sangrante del monstruo sostenido con la
mano izquierda. El momento se intensifica, pues el héroe todavía no ha soltado
la espada con la que ha decapitado a la Medusa, que con sus ojos petrificaba a
todo aquél que la miraba. La sangre que brota a chorros y las serpientes que se
retuercen es de un gran realismo.
La figura del héroe griego se
levanta sobre un laborioso pedestal, con una gran variedad de adornos. Imágenes
de máscaras, guirnaldas y cariátides manifiestan el trabajo de orfebrería del
artista. Esta parte del conjunto es uno de los logros supremos del manierismo.
Sobresalen las cuatro estatuillas de bronce que representan a Júpiter, Minerva,
Mercurio y Dánae, colocadas en sus respectivas hornacinas. Entre estas escenas
sobresale, en el zócalo, las elegantes figuras alusivas al mito de Perseo: el
relieve de la Liberación de Andrómeda,
que es, en sí mismo, un logro capital de la estética manierista.
Detalle del pedestal de Perseo, que reúne una serie de elementos romanos y renacentistas propios de este escultor manierista. |
El Perseo con la cabeza de Medusa, es una obra de bronce de 320 cm de
altura, conservado, el original, en el Museo del Bargello de Florencia.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario.