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El estudio del pintor


En una carta dirigida a su amigo, el coleccionista Alfred Bruyas, Gustave Courbet manifestaba: “Tiene treinta figuras de tamaño natural. Es la historia moral y física de un taller. Están todas las personas que me sirven y que participan en mi trabajo. La titularé primera serie, porque espero hacer pasar por mi estudio a toda la sociedad y expresar mis inclinaciones y mis repulsas. Tengo dos meses y medio para terminarlo y, por tanto, será preciso que vaya a París para hacer desnudos, de modo que en total me quedan dos días para cada figura. Usted se da cuenta de que no voy a divertirme (…)”. Se refería a su obra El estudio del Pintor (L’atelier du peintre), que él mismo había subtitulado Alegoría real de siete años de vida artística. La pintura significa para numerosos críticos un manifiesto del Realismo y, curiosamente, representa la única obra alegórica de todas las realizaciones de Courbet.

La escena del lienzo se desarrolla en el estudio de Courbet en París y está dispuesta en tres grupos: en el del centro, él mismo, el artista; a la derecha, sus amigos, y en el centro aquellos a los que se refirió como quienes medraban con la muerte, no sólo sus enemigos y las cosas que él combatió, sino también los pobres, los desposeídos y los perdedores. En el fondo del cuadro se intuyen dos de sus obras castigadas por la crítica (La vuelta de la feria y Les Baigneuses); a la izquierda un chino, un judío, un veterano de la Revolución Francesa, un obrero, una irlandesa y un cazador furtivo, en quienes veía representados a los perdedores y explotados, los que permitían que sus enemigos vivieran y medraran.

El cazador furtivo que aparece en primer término no es otro que Napoleón III, contrario al ánimo republicano del pintor. Detrás de la tela donde trabaja el artista, un crucificado, símbolo del arte académico, relegado a segundo plano por Courbet y reemplazado por la obra realista que se encuentra pintando. Sobre una mesa a la izquierda, una calavera representando a los críticos que determinaban los gustos populares de la época.

El niño que está de pie junto al bastidor representa la inocencia y franqueza que Courbet prefiere frente a la opinión supuestamente culta. La mujer, representa la Verdad desnuda guiando el pulso del artista. Situadas a la derecha figuran las personas más queridas y respetadas por el autor: en el grupo de cuatro hombres de negro, Alfred Bruyas, el socialista Joseph Proudhon, Urbain Cuenot y Max Buchón. No identificados específicamente, junto al vano de la puerta, una pareja de jóvenes amantes representan el Amor libre y un matrimonio burgués el Amor mundano. La figura central es la del escritor Champfleury, realista literario.

El hombre leyendo en la mesa a la derecha es Baudelaire, detrás de él, junto al espejo, la figura de su amante, Jeanne Duval. El niño arrodillado en el suelo dibujando sobre un trozo de papel, como el otro niño, tampoco ha sido limitado por la rigidez moral, y se dedica sólo a copiar, uno de los principios básicos del Realismo.

El óleo, del año 1855, mide 360 x 600 cm. y se encuentra en el Musée d’Orsay, París.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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