También pintada en 1917, esta obra, de su última
época, revela toda la sensualidad estilizada de sus recursos pictóricos, un tanto
nostálgica y sentimental. La elegancia y belleza de este torso desnudo, alargado
hasta la exageración, queda matizada por una suave gradación de color que le otorga calidades táctiles.
(Colección Gianni Mattioli, Milán).
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.
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