V CENTENARIO DE EL BOSCO
LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS
LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS
HISTORIA DE UNA RESTAURACIÓN
En septiembre de 2014. el Museo del Prado puso en marcha la restauración de este tríptico del Bosco. La responsable de esta delicada tarea explica el complejo proceso técnico que condujo a la recuperación de la obra en todo su esplendor original.
HERLINDA CABRER/RESTAURADORA DE PINTURA DEL MUSEO DEL PRADO
LOS TRABAJOS de conservación y restauración del tríptico La Adoración de los Magos del Bosco se iniciaron en septiembre de 2014, a partir del estudio de los materiales pictóricos, de la técnica de ejecución y del estado de conservación del mismo.
Debido a que la restauración actúa directamente sobre la materia original e irrepetible de la pintura, hay una relación inseparable entre restauración y obra de arte, siendo esta última la que determina el tratamiento.
La pintura del Bosco se reveló durante los procesos de restauración como una pintura delicada y compleja. La técnica no es la tradicional al temple de huevo, sino una mixta que utilizaba como aglutinante de los pigmentos no solo el huevo, sino también el aceite -especialmente el de linaza-, técnica precursora de la pintura al óleo.
La pintura se encuentra exquisitamente constituida por veladuras y numerosos matices que el autor consigue mediante la superposición de capas de color translúcido, de extremada belleza y finura, por lo que el acabado final sorprende por su sutil delicadeza. La utilización del pincel, con toques precisos y finos, es magistral.
El soporte está cuidadosamente realizado en madera de roble, tanto los paneles como el marco de ranura. Sobre esta estructura se encuentra la preparación blanca, formada de Creta y cola orgánica, y, sobre ella, el dibujo y la capa pictórica. La estructura especial y perfecta del soporte ofrecía un buen estado de conservación, particularidad que ha influido positivamente en la estabilidad de la pintura. Por ello, la superficie pictórica mantenía, en general, un craquelado pequeño y estable, a excepción de algunas zonas, que corrían el peligro de desprenderse al tener el color levantado, frágil y sin adherencia al soporte.
Para tratar las zonas más delicadas se consolidó el color, técnica fundamental para que la materia del original perdure, pues su pérdida sería irremplazable. Con este tratamiento se proporciona la estabilidad y solidez precisas a las capas de preparación y pictórica.
A continuación se realizó la limpieza de la capa pictórica. La pintura tenía repintes y varias capas de barnices antiguos oxidados en forma de manchas amarillas, fundamentalmente de resina natural de almáciga y dammar, que hubo que eliminar, pues perturbaban los efectos cromáticos de la pintura subyacente. Estos barnices se encontraban desigualmente repartidos a causa de limpiezas anteriores; sin embargo, estas antiguas intervenciones no fueron abrasivas. Gracias a ello, y una vez eliminados todos los elementos ajenos al original, pudo apreciarse la excelente calidad pictórica y el buen estado de conservación que la obra mantenía.
El cielo del panel central también presentaba los desperfectos descritos, pero durante su restauración pudimos comprobar que el color se encontraba en muy buen estado, posiblemente en mejores condiciones que los demás celajes del Bosco. La transición de la luz a la sombra es muy tenue y, a medida que se fue avanzando en la limpieza, surgieron la delicadeza de la degradación del modelado, realizado con superposición de capas, y los más asombrosos detalles.
Siempre es muy delicado el proceso de limpieza, pero aún lo es más cuando la pintura está compuesta por frágiles veladuras y finos acabados. El método ha consistido en una descarga, de manera progresiva y en diversas etapas, de los barnices oxidados, respetando lo que se conoce como "piel de la capa pictórica" . Esto es, la exudación o migración del aglutinante hacia la superficie, que se une con el barniz formando un finísimo estrato de materia original con el paso del tiempo.
Durante esta intervención también se eliminaron los repintes antiguos, ya alterados, que cubrían la pintura original más allá de las faltas de color. El proceso de restauración concluyó con la reintegración de dichas faltas, apenas significativas en la composición central del tríptico, pero algo más abundantes en las puertas, principalmente en la zona superior.
El criterio de restauración, dirigido a conservar y restablecer el valor estético original, también ha tenido en cuenta el natural envejecimiento de los materiales que la constituyen.
En el proceso se ha contado con la colaboración del departamento técnico y del laboratorio, así como con la contribución de Pilar Silva. Comisaria de la exposición del V Centenario del Bosco.
(Fuente: Revista "Descubrir el Arte" nº 207. Mayo 2016. www.descubrirelarte.es)
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