El artista realizó esta famosa pieza de bronce entre 1624 y 1633, momento que marca el comienzo de la carrera de arquitecto del hasta entonces genial escultor. La retorcida silueta de las columnas, que levantan la cúspide a 29 m de altura, se perfila contra la arquitectura del templo y crea una serie de conexiones visuales, una organización espacial armónica regida por las leyes de la perspectiva, de un efectismo totalmente teatral.
(Basílica de San Pedro, Roma).
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