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Un Gaudí poco conocido


Entrada de la cripta y porche exterior

Si el genial Antonio Gaudí hubiese completado la construcción de la iglesia de la Colònia Güell, en la población barcelonesa de Santa Coloma de Cervelló, ésta se consideraría hoy una maqueta descomunal de la que sería su obra más universal, la Sagrada Familia. No en vano esta pequeña joya arquitectónica incorpora las audaces innovaciones del célebre arquitecto. Estructura, técnica constructiva y forma orgánica se alían en una cripta que se asemeja a una gruta natural y en la que la luz se filtra a través de las vidrieras en forma de pétalos de flor o alas de mariposa. Un espacio mágico definido por el lenguaje de la línea curva, las columnas inclinadas y las texturas de materiales, a menudo reaprovechados, como el ladrillo, el azulejo, la piedra o el hierro forjado.

Interior de la nave en el que se aprecian los pilares de basalto y los arcos de catenaria del techo. En esta extraordinaria cripta el arquitecto catalán puso a prueba su pericia para crear las más atrevidas estructuras orgánicas, formas geométricas regladas como el paraboloide hiperbólico, el hiperboloide, el helicoide o el conoide. La Colònia Güell es Bien de Interés Cultural-Conjunto Histórico desde 1990 y Patrimonio Mundial por la Unesco desde 2005.

La Cripta Güell, tal vez la obra más experimental de Gaudí, se edificó entre 1908 y 1915 por encargo del mecenas Eusebi Güell. Este empresario había adquirido en 1890 un gran complejo industrial cerca del río Llobregat y, junto con su colega Ferran Alsina, puso en marcha allí una colonia textil alejada de los movimientos sindicales que tenían lugar en Barcelona. Fue la simiente de la Colònia Güell, que llegaría a albergar a más de mil trabajadores. Cuando la capilla existente se quedó pequeña, Güell dio carta blanca al arquitecto para construir una iglesia de nueva planta, de la que, finalmente, debido a problemas en la financiación, solo se llegó a erigir su nave inferior. Todo un paradigma de modernismo más osado y rompedor.


Fuente: National Geographic. Octubre 2018

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