Austria seguía la evolución
alemana con retraso. Y la lenta descomposición del imperio de los Habsburgo no
aparecía el principio de una sociedad nueva. Esta es quizá la razón profunda
del carácter angustiado de la pintura y de las ideas anarquizantes de Oskar Kokoschka. Cuando vio obras de Van Gogh, en 1906, empezó a pintar en Viena una
serie de retratos en los que se refleja el desequilibrio emocional e
intelectual del artista. Paralelamente a la investigación de Freud, que tenía
lugar precisamente en Viena y en aquellos años, Kokoschka plasmaba en la tela
símbolos psicológicos o psicoanalíticos que trataban de reconstruir un mundo
sereno por encima de la disgregación. En 1909 se estrenaron dos piezas de
teatro suyas: la comedia satírica Sphinx
und Strohmann ("La esfinge y el espantapájaros") y Morder, Hoffnung der Frauen ("Asesinato, esperanza de mujeres"),
un drama salvaje que produjo un escándalo tal que Kokoschka se vio obligado a
marchar de Viena.
Oskar Kokoschka, nacido a orillas
del Danubio en 1886, fue un visionario que, con la fusión de los colores
(grises y azules simbólicos, con manchas de rojo y amarillo), soñaba con los
ojos abiertos en vez de cerrarlos para fantasear. El mismo lo formuló así en
una conferencia suya de 1912: "Todas las cosas se liberaron de sí mismas
inmediatamente, desde el momento que se ofrecieron a mi mirada. Entonces me
convierto en una visión, que se presenta sin la mediación del sueño".
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.