Pewara del templo de Prambanan, Java. El conjunto arquitectónico está compuesto por más de 250 templos individuales de diversos tamaños, repartidos alrededor de los dedicados a Shiva, Vishnu y Brahma.
La historia conocida de la isla de Java prácticamente arranca en el siglo VII, en el que están datados algunos monasterios budistas que muestran claras influencias, como ya hemos señalado, del arte del sur de la India. De épocas anteriores se han encontrado restos de homínidos pero no vestigios culturales que permitan seguir la evolución de los pobladores de la isla hasta la construcción de los primeros monasterios budistas.
De este modo, es posible afirmar que por lo menos a partir de los siglos VII y VIII se produce una progresiva hinduización de la isla, como queda reflejado en la hermosa leyenda de Aji Saka y en la aparición de una arquitectura budista. En la época de la construcción de los primeros monasterios, el poder de la isla estaba repartido entre diversos príncipes locales, gobernantes absolutos de los territorios que dominaban, que financiaban sus mínimos estados y sus cortes -denominadas kraton- mediante un rígido sistema de impuestos que cargaban sobre los campesinos, quienes constituían el estamento más importante de la población.
No sería hasta mediados del siglo VIII cuando se consigue centralizar el poder en manos de un único gobernante, el primero de los cuales será el rey Sanjaya, aunque enseguida las sucesivas cortes javanesas quedarían subyugadas a la autoridad de las dinastías budistas. Ya en el siglo XI, y quizá a raíz de un saqueo por parte los pobladores de la isla de Sumatra, el descontrol y el caos se adueñaron de Java hasta que a mediados del mismo siglo, una de los personajes más importantes de la historia javanesa, Airlanga, consiguió reunificar la isla y formar un estado.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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