⇦ Cabeza
hitita (Musée du Louvre, París). Realizada sobre piedra
volcánica, esta imagen esculpida se acerca probablemente a los rasgos
particulares de la fisonomía hitita. Este pueblo, proveniente con seguridad del
Cáucaso, se concentró en el área central del Asia Menor, llegando hasta la
costa y el sur.
La presencia de tracios en
Troya VII está probada por la gran cantidad de un tipo especial de cerámica
encontrada en este nivel. Es una cerámica característica de los pueblos de la
Europa oriental. En Hattusa, las fuentes escritas se detienen hacia 1180, fecha
que coincide con la hipótesis de que Hattusa perece bajo el ataque de los
tracios. Los anales del rey asirio Tiglat-Piléser, que reinó entre 1112 y 1074
a.C., son un importante documento a propósito de las migraciones de las tribus
de Europa. Pero las diferentes fuentes escritas nos demuestran que no son
solamente los tracios y las tribus del sudeste europeo, sino los llamados
"Pueblos del Mar" quienes plantean una época de confusión y de total
desconocimiento de la cultura.
Las consecuencias de estas migraciones fueron catastróficas.
Los invasores destruyeron las civilizaciones del Asia Menor con tanta crueldad
y violencia, que un período de oscuridad se apoderó de todas estas regiones.
Como consecuencia, la Anatolia central se despobló y quedó habitada por tribus
nómadas. La catástrofe fue tan grande, que incluso la tradición hitita desapareció
de Anatolia central y no existieron centros urbanos hasta el establecimiento de
los frigios.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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