Páginas

Artistas de la A a la Z

El Libro de los Muertos


Horus conduce a Ani hasta Osiris, según el Libro de los Muertos o Papiro de Ani, procedente de la necrópolis de Tebas (Museo Británico de Londres; 1275 a.C.).
El Libro de los Muertos era conocido por los egipcios como Fórmula de Salir durante el Día, ya que se trata de una colección de múltiples textos funerarios de diversas épocas, compuestos por fórmulas mágicas, invocaciones, himnos, letanías y todo tipo de reflexiones teológicas. La función de la obra era guiar y proteger de acechanzas malignas el alma (Ka) del difunto, otorgándole a su vez los poderes necesarios para realizar el viaje a la región de los muertos (Amenti). Para los antiguos egipcios el conocimiento y la compañía de estos textos permitía al alma acceder a las pruebas establecidas por 42 jueces en la sala de Osiris, dios de los muertos. Aunque su contenido brinda una idea de la religión de los egipcios y sus creencias funerarias, no se trata de un conjunto de normas o revelaciones destinadas a los creyentes.

No fue durante un momento específico, ni a través de un personaje concreto como se compuso la obra: sus fórmulas fueron recopiladas en épocas muy diversas, basándose en los mismos preceptos mágicos utilizados en el pasado en el proceso de momificación del mismo Osiris. No obstante, a partir de un significativo ordenamiento llevado a cabo durante la Dinastía XXVI, la estructura formal y el contenido de la obra se mantuvo bastante constante.

Fragmento del Libro de los Muertos con la representación 
de escenas funerarias (Museo Egipcio, Milán).
No se trata realmente de un libro, en tanto no posee una unidad y un determinado tiempo ilustrado por un autor o autores. Sus conceptos fueron inicialmente expresados de manera verbal por los sacerdotes, y sólo se comenzó a representar por escrito en la mitad del Reino Antiguo. De esta época datan los primeros grabados efectuados sobre las paredes de las pirámides de Unas Teti, Pepi I, Merenre y Pepi II en Saqqarah, durante las Dinastías V y VII, que se conocieron como Textos de las Pirámides.

A partir de la VII Dinastía y hasta el Reino Medio se introdujeron dos importantes innovaciones. La primera fue el cambio de soporte de su escritura, que comenzó a plasmarse sobre los sarcófagos donde reposaban los cuerpos momificados; la segunda, que su utilización se empezó a llevar a cabo no sólo en beneficio de la monarquía, sino que se extendió a nobles y altos funcionarios, aplicando algunas modificaciones a los originales.

Fueron llamados, entonces, Textos de los Sarcófagos. Por último, y para extender al máximo su uso, los textos acabaron siendo copiados sobre papiros que se depositaban luego junto a los cadáveres, dando origen a los que se conoce como Libro de los Muertos. Esta nomenclatura proviene de la traducción del árabe de Kitâb al-Mayyitûn, denominación egipcia destinada a los rollos encontrados por los profanadores de tumbas que los sacaron a la luz.

Si bien en principio se utilizó para su composición la escritura jeroglífica, con el tiempo se simplificó hasta la utilización de la hierática. Todos los modelos encontrados, contienen diferente número, naturaleza y orden de capítulos, lo que permite inferir que tal vez cada persona escogía el contenido que deseaba incluir en la obra con la que realizaría su "viaje".

Son tan variados los ejemplares conocidos, que van de los 25 cm de sólo texto en el más sucinto de los casos, hasta los 58 m y elaboradas ilustraciones en el más completo.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario.

Punto al Arte