Este retrato de Anna de Brancovan,
condesa de Noailles, muestra a la poetisa en una actitud confiada y segura, con
la figura resaltada sobre un fondo oscuro, para resaltar la sonrosada
opalescencia del atuendo femenino. Zuloaga plasmó con brío la fuerza de sus
ojos y la erótica caída de su larga cabellera sobre el hombro y el pecho.
(Museo de Bellas Artes de Bilbao)